Massera. Un vocablo que quedará para siempre entre los próceres de la picana eléctrica, invento argentino. Una galería interminable que empieza con el comisario Polo Lugones, el coronel Falcón, el teniente coronel Varela... y la lista sería interminable en esta historia argentina que comenzó con aquellos increíbles hombres de Mayo. Los nombro: Belgrano, Moreno, Castelli, Monteagudo. Y nace la pregunta desesperada: ¿qué nos pasó a los argentinos? Desde aquel Mayo a ese marzo del ’76 en que iba a empezar la marcha hacia la desaparición del respeto a la vida. Comienza la “desaparición” llamada ya la “muerte argentina” en los diccionarios de ideas afines. Para siempre. Videla, Massera, Agosti, Viola, Galtieri, y cien, mil más, todos los que obedecieron, y sus civiles: Martínez de Hoz y los ministros que juraron por “Dios y por la Patria” y sus embajadores y sus soplones y rufianes.
Osvaldo Bayer
¿Qué más podemos escribir de este ser que acaba de morir: de sus negociados, sus veleidades, sus calenturas, su sonrisa siempre cínica? ¿Para qué? Si basta con nombrar la ESMA. Está todo dicho. El templo de la infamia más perversa de la historia humana. Un sinónimo de Auschwitz. Los argentinos, sí, tenemos nuestro Auschwitz. Y nuestro Himmler. Uno, silencioso, de mirada con el dejo de desprecio a la vida; el nuestro, ruidoso, de carcajada sonora, de darte el golpecito amigo en la espalda, del abrazo. Aquel, sombrío como un cuervo sin sotana; el nuestro siempre sonriente, amistoso, un galán con espada al cinto y gorra cargada de perversidades.
Sí, ya sé, me van a decir que me están faltando los adjetivos. No, me sobra el dolor, pensando en los últimos minutos de Rodolfo Walsh en la ESMA, y en todos los Rodolfo Walsh y las Azucena Villaflor que cayeron en las manos de ese verdugo sucio y voraz.
La ESMA: era una fábrica del máximo horror a lo Massera. Sí, esa expresión va a quedar para siempre en la historia: Torturar a lo Massera, hacer desaparecer a lo Massera, robar niños a lo Massera.
Permítaseme este escrito donde trato de hacer un resumen de los sentimientos que me provoca esa figura y la de todos los serviles que le hicieron la venia y le dijeron: “Ordene, mi almirante”.
Nos quedará para siempre el dolor. Rodolfo, Azucena. En nombre de los miles.
Ojalá exista el infierno para el almirante de la muerte, los negociados y la corrupción.
Lo merece. Allí con Roca, Falcón, el Polo... y tantos otros. Una galería argentina. En contraposición con la otra galería argentina. La de los Héroes del Pueblo, los Hijos del Pueblo, como les cantaba la gente humilde de principios del siglo pasado a quienes daban todo por una vida mejor. Los que creían en un mundo de la mano abierta contra los que siempre propiciaron la ESMA.
Estela de Carlotto lamenta que Massera haya muerto sin confesar sus delitos
La argentina Estela de Carlotto, presidenta de la organización Abuelas de la Plaza de Mayo, afirmó que "es lamentable" que Emilio Eduardo Massera, uno de los símbolos de la dictadura militar de su país, haya muerto "sin declarar sus delitos" y sin posibilitarles el encuentro con sus nietos.
"Uno nunca se alegra de la muerte de nadie, pero es un hombre que hizo tanto daño al país", "si hubiera tenido un poquito de sentimiento, en este momento en que como católico iba a rendir cuentas a Dios de sus pecados, pudo haber hablado para decir dónde están, en manos de quién y con quiénes han vivido nuestros nietos en estos largos 33 años en que las abuelas los hemos estado buscando".
De Carlotto afirmó que Massera, que murió hoy a los 85 años víctima de una hemorragia cerebral, tenía su "reinado del terror" en la antigua Escuela de Mecánica de la Armada, donde "tenía una maternidad clandestina y llevaron muchos de los nietos que estamos buscando", entre ellos el suyo.
Lamentó que siempre haya habido un "pacto de silencio entre todos los máximos responsables del terrorismo de Estado en Argentina" entre ellos, Massera.
"La historia ya está escrita, los crímenes que este hombre cometió son conocidos y la historia lo va a rotular con eso, un asesino".
De Carlotto aseguró que la muerte del ex militar no las desanima en la lucha por encontrar a sus nietos, desaparecidos durante el período de la dictadura.
"Era una muerte anunciada porque él estaba muy mal hace algunos años. Nosotras estamos abriendo un camino sin que estos personajes (los militares) confiesen y hasta ahora hemos encontrado a 102 nietos".
"Nosotros nunca vamos a bajar el ánimo ni la necesidad de encontrarlos", pese a las tres décadas de búsqueda, dijo de Carlotto, quien aseguró que hijos, nietos encontrados y otros familiares les sucederán en la lucha para encontrar al resto de los desaparecidos.
Según cifras oficiales, 18.000 personas desaparecieron en la última dictadura militar argentina, aunque las organizaciones de derechos humanos elevan la cifra a 30.000.
viernes, 12 de noviembre de 2010
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