lunes, 31 de mayo de 2010

LA UNICA SALIDA ES LA VIOLENCIA


“LA ÚNICA SALIDA ES LA VIOLENCIA”

A ésta es a la conclusión a la cual arriba el filósofo Alemán GUNTHER ANDERS después de haber militado por más de 60 años en la causa pacifista.

Este connotado filósofo y activista europeo de la no-violencia, a sus 85 años de edad registra en su última obra titulada “La Única Salida es la Violencia” el balance y las reflexiones que lo conducen a reivindicar el ejercicio de la violencia como el único método efectivo y eficiente para transformar el mundo.

GUNTHER ANDERS afirma en su obra que “… se ha cansado de hacer toda clase de acciones pacifistas contra el Estado Atómico y contra la sociedad antiecológica del consumo y el despilfarro. (…) Los que hicimos esas acciones creímos haber traspasado la frontera de la mera teoría, pero éramos sólo actores, en el sentido teatral. Hacíamos teatro por miedo a actuar verdaderamente. Teatro y no-violencia son parientes muy cercanos. (…) Nosotros que queremos llegar al estado ideal de la no-violencia, a lo que Kant llamaba la ‘paz eterna’, una cosa debemos tener claro: nuestra meta jamás tiene que ser la violencia. Pero que la violencia –cuando sólo con su ayuda se puede imponer la no-violencia- llegue a ser nuestro método, eso nadie nos lo puede negar. (…) No hay que vacilar en eliminar a aquellos seres que por escasa fantasía o por estupidez emocional no se detienen ante la mutilación de la vida y la muerte de la humanidad. (…) Desgraciadamente estoy muy viejo para hacer apuestas, pero lo haría y por la cantidad más alta, que en el año 2050 habrá un lugar dedicado a ULRIKE MEINHOF para recordar sus propuestas…” (Citas tomadas del artículo de Osvaldo Bayer contenidas en el libro Rebeldía y Esperanza. Berlín, agosto de 1987)
Estos extractos de las reflexiones que al final de su existencia realizó el Viejo líder del movimiento antiatómico, antiarmamentista, anticonsumista y ecologista de la Europa Occidental, tienen un singular significado histórico y, sin duda, un altísimo valor teórico; no tanto por el justo y honroso reconocimiento al pensamiento y la acción antiimperialista y anticapitalista de la Combatiente Ulrike Meinhof, quien como dirigente destacada de la Fracción Roja del Ejercito Alemán, organización Político-Militar conocida también como el Grupo BAADER-MEINHOF, bajo la consiga de “DESTRUYAMOS LO QUE NOS DESTRUYE” enfrentó militarmente en el territorio de la República Federal Alemana al capitalismo y, en especial, a quienes apoyaban a los Estados Unidos de Norte América en su guerra imperialista contra el gloriosos y valiente Pueblo de Vietnam, sino por las siguientes cuestiones:
Primera: Dado que ratifica la vigencia histórica del Pensamiento Comunista Científico, en el sentido que las clases capitalistas que ejercen el dominio sobre las sociedades humanas, no renuncian pacíficamente a él, por cuya razón, todos los demás medios de lucha no-violentos resultan insuficientes frente a la resistencia armada que la clase dominante despliega en función de conservar los beneficios que le proporciona su régimen de dominación y explotación, principalmente en el momento en que las Fuerzas Revolucionarias desarrollan una ofensiva en procura del cambio social.
Segunda: Porque confirma que en materia de teorías sociales, la PRAXIS constituye el método infalible para la determinación de la veracidad de una teoría, pues el filósofo pacifista arriba a la aludida conclusión producto de su propia experiencia practica. Sin ser concientemente Marxista, llega a comprender no por la vía de la mera especulación teórica, sino por su interacción con la realidad, que no existe otro camino para cambiar el mundo que la violencia.
Tercera: Ya que corrobora el Principio Marxista y, por ende, del Comunismo Científico acerca de LA INEVITABILIDAD DEL EMPLEO DE LA VIOLENCIA REVOLUCIONARIA como efectiva y eficiente herramienta política para la construcción de un nuevo y superior orden social.
Lamentablemente el filósofo de la no-violencia ya estaba muy viejo cuando llegó a tener conciencia de la necesidad de hacer uso de la violencia en la lucha contra el capital, seguramente experimentó el sentimiento de impotencia que le provocaba su limitada o nula capacidad física para fundar o incorporase a una organización revolucionaria y así, experimentar el placer de contribuir en la gloriosa misión de DESTRUIR con la violencia revolucionaria la causa principal de todo cuanto DESTRUYE el genuino sentido natural de la vida humana, es decir, el capital. Obviamente, Gunther Anders ya no saldrá a poner bombas contra la relación de dominación y explotación que implica el capital, pero les legó a todos los hombres y mujeres que aún en el siglo XXI luchan por el advenimiento del Comunismo Científico, su valiente y sincera reflexión que tituló “La Única Salida es la Violencia”.
Corresponde ahora a esos hombres y mujeres del siglo XXI, a la luz de todos los conocimientos y experiencias acumuladas a lo largo de todas las luchas libradas por las clases dominadas y explotadas en su histórica pretensión de alcanzar la libertad, profundizar la reflexión en torno a la violencia y su legítima utilización para erradicar las relaciones de dominación psicológica y física que desnaturalizan la esencia de la humanidad, al punto que le impide la realización de todas sus potencialidades.
En este contexto, es pertinente profundizar la investigación, la discusión y el trabajo de educación política de las masas en la perspectiva de desenmascarar el discurso ideológico de la burguesía que pretende convencer a la sociedad toda de que la violencia es el arma de los que no tienen razón, de que sólo su Estado puede hacer uso legítimo de ella, de que con la violencia no se logra nada y que la violencia engendra más violencia, mientras que, como ha quedado científicamente demostrado, el capital constituye la más pura expresión de la materialización de la violencia.
Para ejemplificar de forma concreta el modo cómo hipócritamente procede la burguesía en cuanto a la justificación y utilización de la violencia, basta examinar la actuación del Imperio Francés, al cual se recurre, dado el incremento de las negociaciones comerciales que hoy lo une a la República Bolivariana de Venezuela.

En efecto, mientras predica la igualdad, la libertad, la justicia, el respeto a los derechos humanos y al principio de la autodeterminación de los Pueblos, lucha violentamente por la conservación de las pocas colonias que aún no han alcanzado su liberación; intensifica la dominación y explotación contra su propio pueblo trabajador; continúan practicando la política de la expoliación de las riquezas y de los recursos naturales de los países con quien celebra negociaciones que ahora denominan Alianzas Estratégicas; instalan al exterior de su territorio los procesos productivos que impactan con mayor deterioro el medio ambiente y, como si fuera poco, ha decidido destruir físicamente al Compatriota CARLOS ILISH RAMÍREZ, quien representa sin exageración alguna, uno de los máximos exponentes del Internacionalismo Proletario que siempre ha practicado el Movimiento Revolucionario Venezolano.

Frente al oprobio que significa esta ignominiosa situación para la Dignidad de la Patria, las y los Revolucionarios Venezolanos nos encontramos ante una disyuntiva que se concreta en: o hacemos una apuesta como el viejo filósofo expacifista alemán, en el sentido de que para el año 2050 el Comandante Carlos contará con un monumento para recordar su irreductible e indeclinable posición Comunista, o se hace uso de la Violencia Revolucionaria en función de destruir las relaciones de dominación que hoy destruyen su fecunda existencia y, en consecuencia, se proclama y por tanto se hace todo lo necesario para que las corporaciones trasnacionales del Imperio Galo, no vuelvan a obtener en el territorio de la Patria de Bolívar, ni un centavo más por concepto de ganancias producto de sus imperiales negocios.

Todos los intereses del Imperio Francés en territorio de la República Bolivariana de Venezuela deben ser objeto de la más intensa campaña de hostigamiento mientras permanezca injustamente privado de su libertad el combatiente Venezolano que emulando a los precursores de la Patria ofrendó su vida a la causa de la Liberación de los Pueblos oprimidos y explotados. En este justo combate todos los medios de lucha son legítimos para lograr la repatriación de Carlos Ilish Ramírez. Desde ahora, todos los intereses de la burguesía francesa en Venezuela no deberían gozar de paz alguna mientras el Camarada no sea repatriado, si verdaderamente somos consecuentes con nuestras convicciones.

Elaborado por Armando Paredes, Carora, octubre de 2009.

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