sábado, 4 de julio de 2009

Conozca lo que dijo Mario Sanoja en el encuentro “Intelectuales, Democracia y Socialismo”

Por: Aporrea.org / CIM Fecha de publicación: 21/06/09

2 y 3 de junio en el Centro Internacional Miranda


21 de junio de 2009.- Palabras de Mario Sanoja durante su intervención en el encuentro "Intelectuales, Democracia y Socialismo":

Yo voy a leer unas cuatro paginitas a espacio y medio, de manera que no se asusten y finalmente, si me queda tiempo voy a hacer un comentario. Esto es parte de un trabajo, esta parte se llama Antiimperialismo y nacionalismo revolucionario. El Estado como práctica socialista en Venezuela.
“El Socialismo del Siglo XXI debe ser necesariamente antiimperialista, sustentado en la propiedad social de los principales medios de producción, única manera de defender nuestra soberanía de la voracidad de las transnacionales. La plusvalía producida por dichos medios socializados debe invertirse en el desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad, de los contenidos humanísticos de la solidaridad y la participación social. Esta última que constituye la meta explícita de la mayoría de los gobiernos suramericanos y caribeños podría ser la base para que dichos pueblos llegue finalmente a alcanzar un nivel de calidad de vida que pueda considerarse como basamento para la construcción de los diversos factores socialistas. El socialismo es la única alternativa que garantiza la resolución definitiva del subdesarrollo.

De la misma manera, creemos que el socialismo es una construcción social que necesita sentarse sobre bases sólidas si queremos que sea históricamente viable. A este respecto, el maestro Maza Zabala, cuando era de izquierda, proclamaba desde 1967, como condición imperativa para llegar a un modelo de desarrollo socialista, la necesidad que tenía Venezuela de un nacionalismo revolucionario que apuntase hacia la liquidación del enclave capitalista extranjero, la liquidación del régimen agrario latifundista, la pérdida del poder de la oligarquía interna, el desarrollo de un poderoso sector público, de economía básica, con el domino de todos los procesos estratégicos del mecanismo de distribución y la convivencia de un sector privado limitado en cierta gama de actividades productivas y de servicios dentro de la esfera puramente económica. En un a obra posterior, Maza Zabala concretó el desarrollo de aquel concepto que consideramos importante citarlo en su extensión:

En un época como la presente, tan conmovida por las múltiples manifestaciones de la crisis que afecta a los patrones esenciales del modo capitalista de producción y de vida y por los procesos de renovación y crítica que toman impulso en el mundo socialista, hasta el punto de que forma y contenido se funden y se llega a poner en duda la validez de las leyes históricas y del cambio del orden social, se hace indispensable establecer prelativamente el principio orientador de la crítica social y de las transformaciones revolucionarias de la realidad.

Este principio para nosotros, fuera de toda duda, es la democracia socialista. Perseguimos la liquidación de la dependencia a que está sometida la nación venezolana, del subdesarrollo que bloquea las fuerzas de crecimiento orgánico de nuestra economía y del bienestar social, de la alienación de nuestra cultura y de nuestra identidad de pueblo. Y porque perseguimos eso planteamos la exigencia de la liquidación del capitalismo que ha adquirido en nuestro país sus características más negativas, más destructivas, más deformantes, más desnacionalizadoras y más destructoras de la calidad de vida, cuya característica dominante es la expansión y la profundización del súper monopolio, la concentración creciente del poder de acumulación y de extracción de ganancias.

Consideramos necesario, desde este punto de vista, profundizar el análisis de la función que cumplía el Estado como praxis de resistencia imperialista, en la fase nacionalista revolucionaria del proceso socialista, entendiendo que se trata de una nueva forma de organización política, económica, cultural y social, que asumiría el Estado en su fase de transición hacia la construcción del socialismo, particularmente en países periféricos, al núcleo de países desarrollados donde el modo de producción capitalista dependientes se convierte en una traba para el desarrollo de las fuerzas productivas. Ello es consistente con lo expuesto por Borón sobre la naturaleza dialéctica del Estado, el cual dice dicho autor, no es una entidad metafísica, sino una criatura histórica, continuamente formada y reformada por la lucha de clases, sus formas pueden difícilmente ser interpretadas como esencias inmanentes flotado por encima del proceso histórico.

Como consecuencia de la actual correlación de fuerzas que domina actualmente el panorama internacional y de la profunda crisis estructural que sacude los fundamentos del capitalismo hegemónico del núcleo de países del primer mundo, consideramos que el Estado nacional tendrá que seguir existiendo todavía por mucho tiempo más. En los países capitalistas desarrollados las élites gobernantes, actuando de manera pragmática para capear la grave crisis que sacude al sistema en el momento actual, han actualizado las funciones del Estado interventor autoritario, que surgió en las sociedades mercantilistas del siglo XVI y dominó hasta bien entrado el siglo XX, haciendo a un lado la ortodoxia neoliberal de libre juego del mercado, culminando en diversos casos con la nacionalización abierta o velada de las instituciones bancarias o de grandes corporaciones industriales.

Los gobiernos del G-8 han asumido como solución a la crisis actual del capitalismo en sus países apoderarse de los recursos naturales y del capital financiero acumulado en los países de la periferia y en particular de Nuestra América para inyectar liquidez a sus sistemas financieros y apropiarse asimismo de los activos de los activos energéticos y otros minerales de los suelos agrícolas, de los alimentos, el agua y la biodiversidad. Intentan así reeditar lo que hicieron con nuestros pueblos, las mismas potencias coloniales del siglo XV para remontar la crisis estructural de la sociedad feudal y fomentar el desarrollo del capitalismo mercantil. Para ello necesitan desestabilizar los gobiernos progresistas y nacionalistas que se oponen al despojo de sus recursos y debilitar los estados nacionales.

Los países periféricos como Venezuela en la actualidad, resisten y se esfuerzan por independizarse de la tutela colonial del imperio estadounidense y europeo occidental, quienes intentan socavar la estabilidad de los gobiernos revolucionarios. Es por ello que, por ahora, el reforzamiento del Estado nacional constituye una garantía para la preservación de nuestra soberanía. En el caso venezolano, no nos referimos al reforzamiento del Estado nacional burgués, heredado de la Cuarta República, el cual ha sido y sigue siendo fuente de calamidades para nuestra sociedad.

Nos referimos al Estado nacional, como práctica social de resistencia antiimperialista, como un órgano de poder completamente subordinado a los intereses colectivos de la sociedad socialista. En este sentido, no estamos aludiendo a su función como representante hegemónico del capital monopolista, sino al dispositivo reputado como social o de interés general del Estado que supuestamente corresponde por excelencia a la socialización de las fuerzas productivas, como condición necesaria para la economía y en general las relaciones sociales de producción, cuando un movimiento revolucionario progresista y nacionalista, como sería el caso de la Revolución Bolivariana, accede al poder.

El verdadero Estado socialista revolucionario debe ser concebido entonces como una práctica social, donde se sustituye una relación de sumisión despótica por una relación entre personas con igual poder de decidir, es decir, una relación que respete la soberanía de todos los participantes. Esto es, un Estado que reconozca el poder constituyente está en manos de la gente, que es propiedad de los colectivos sociales organizados, tales como nuestros consejos comunales, como garantía para superar las trabas que surgen del tecno-burocratismo.

Como ha expresado también Pérez Pirela, ya no será el pueblo quien transfiera su poder al Estado sino que el pueblo mismo gestionará parte del poder en la forma de autogobierno. Entendiendo como tal el pueblo político como una figura de resistencia frente al poder instituido, sea éste Estado central, gobernaciones, alcaldía, banca, religión, medios de comunicación, partidos, imperio, etc., quien transfiera el poder a otro que lo hace porque en realidad lo tiene.”
Finalmente voy a terminar con una cita de Samir Amín que dice:

“Las revoluciones socialistas son entonces revoluciones nacionales, populares, que han logrado su objetivo mediante una desconexión basada en un poder no burgués, mientras que los movimientos de liberación nacional, dado que han quedado bajo la dirección de la burguesía, no han realizado todavía su objetivo: la revolución nacional popular. Es por ello una necesidad objetiva cada vez más importante y la exclusión de la burguesía de una responsabilidad histórica creciente a las clases populares y a la inteligencia susceptible de organizarla.”

Yo quería decir como una coletilla final, en mi opinión, yo creo que uno de los grandes problemas en la construcción del socialismo, y particularmente en el caso venezolano, es que no existe, por ahora, por lo menos es como yo lo veo, un conocimiento histórico de los procesos revolucionarios. El ambiente que nos da por ejemplo, no solamente conocer, discutir, otras experiencias sociales, otras experiencias políticas nos permite ver de una manera más eficaz y más eficiente las fallas que tenemos en nuestro razonamiento.
Yo considero que hoy día ha sido sin duda una reunión muy productiva, pero al mismo tiempo ha sido una reunión muy catártica, o sea, todo el mundo ha dado rienda suelta a sus sentimientos, a sus frustraciones frente al Proceso Bolivariano. Pero yo creo que es necesario que esta fase catártica dé paso a un espacio donde podamos discutir, no solamente como intelectuales, sino como científicos sociales en particular, y como seres humanos sensibles la experiencia que estamos viviendo.

Yo sé que es muy difícil, en casos como el que estamos viviendo hoy día, que la gente pueda ser testigo presencial y a mismo tiempo ser analista de lo que está pasando a su lado, pero yo creo que ese es un esfuerzo que hay que hacer, porque de otra manera, vamos a saltar de una posición estrictamente instrumentalista, en el caso del revolucionario, a una posición puramente subjetiva emotiva. Y yo creo que lo que hace falta en este momento es tener una certeza, no solamente de lo que queremos, sino de cómo lo queremos.

Sobre todo es importante también tener en cuenta, y aquí termino, que nosotros no estamos viviendo fuera del mundo, estamos viviendo una sociedad mundial que está totalmente convulsionada. Estoy hablando de que hay cosas increíbles como pasa por ejemplo con los Estados Unidos, donde la gente ve por ejemplo la cuestión de los bancos y de las empresas, perola gente que vive allí, yo me he enterado por distintas razones, la gente está desesperada, está angustiada por vivir en un país arruinado, e igualmente pasa e Europa.

Entonces nosotros tenemos que hacer el contacto entre lo que estamos viviendo y lo que está pasando en el mundo, porque de otra forma nos quedamos en una realidad mu pequeñita. Cómo no, es importante saber lo que los adecos piensan y piensa Ledezma, etc., pero en fin de cuentas, cuando esta marea mundial, este tsunami, se ponga en movimiento, o corren o se encaraman, esa es la realidad, y estos pequeños actores políticos desaparecerán de la historia.

Por eso digo, y aquí termino, me perdonan que me haya tomado unos minutos, yo creo que es importante la capacidad analítica, teórica, pero al mismo tiempo la capacidad de poder percibirnos dentro de la totalidad del proceso revolucionario que vive la humanidad en este momento. Muchas gracias.

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